jueves, 24 de septiembre de 2009

Jugar a Morir



“Como si me hubieran amputado la sangre.”

Recordar a los muertos es un ritual que nos regala seguridad: Saber que también nosotros seremos recordados y llorados llenan los vacíos ontológicos y nos permiten seguir viviendo. La egoísta tranquilidad de dejar un mundo desolado por nuestra ausencia es lo que nos da fuerza para no sucumbir. No hoy, no ahora. Pero, ¿qué pasa cuando en un infinito solitario no encontramos consuelo en los demás, simplemente porque no tenemos a nadie? ¿Cómo liberar ese dolor indecible para poder seguir, para no claudicar?

Jugar a morir (Pizarnik en el país de las maravillas) parte de esta premisa. La existencia solitaria, a pesar de estar rodeado de gente, aturde de tal manera a la poeta Alejandra Pizarnik que se ve obligada a quitarse la vida. Y para contarnos su historia el director Gabriel Figueroa Pacheco hace un uso excepcional de los recursos escénicos para crear un espectáculo multidisciplinario que empuja al espectador a un torrente emocional: Dolor, ira, angustia, miedo, tristeza.

Alejandra vive dentro de sí misma, varias actrices interpretan la misma persona, pero diferente personaje. La misma escritora en distintos puntos de su vida, pero que en su subconsciente se conjugan, revelando cómo los recuerdos se deforman y siguen acosando la mente de la protagonista. Y en el universo femenino, Ostrov, el psicoanalista, quien “es el que hace tierra, la conexión con la realidad”, en palabras de Picazzo, aunque en la imaginación todo puede transformarse


El lenguaje es cíclico y poético. Los diálogos son íntimos, y parece siempre haber un narrador omnisciente, sabedor de la condena auto impuesta. Por otro lado, el escenario imita la grandeza del recuerdo. Es un ser voluble que se transforma a partir del sentimiento trágico. Las proyecciones y el diseño gráfico de las mismas gozan de un gran trabajo y la interacción de los actores con ellas es casi impecable.

Así también, la música es indispensable para la tensión dramática. En este caso, no es un complemento para amenizar el espectáculo, sino se convierte en otro personaje dándole un sentido total a la obra. Florencia Sandoval, quien juga a Bruma, menciona que su personaje la hace pensar en su propia muerte. Y las distintas referencias a ella, tanto personales como culturales, serán clave para comprender todos los finales.

maildefra@gmail.com

Autor: Zaria Abreu
Dirección: Gabriel Figueroa Pacheco
Con: Micaela Gramajo, Arnoldo Picazzo, Frida Islas, Florencia Sandoval, Tony Marcín
Lugar: Teatro Julio Prieto (Xola 809, colonia Del Valle)
Funciones: Lunes y martes, 20 horas, hasta el 17 de noviembre

1 comentario:

El Borre dijo...

Fraaa... cuando vamos a verla ??? se lee interesante :P